El clima ideológico imperante forma parte de los sistemas productores de sentido que actúan en parte sin enterarnos. La explicación psicoanalítica de los acontecimientos históricos a través de la pulsión de muerte y la dinámica líder-masa carece de solidez. Para aprehender la dinámica fundacional de la Historia, es menester considerar el largo vector tiempo y analizar la complejidad de la interacción dialéctica entre las condiciones económicas, la psicología colectiva y el clima ideológico imperante. Hay una articulación entre superyó individual y superyó cultural. La ubicación de este último puede situarse en el espacio transicional de Winnicott o en el cuarto espacio de Kaës. A partir de dos ejemplos clínicos ilustramos la función protectora del clima ideológico imperante ejemplificado con su función destructora en la ideología nazi. El artículo se va terminando con el tema de saber si las características de un funcionamiento no neurótico asociadas con la sana capacidad de renuncia no constituyen los ingredientes indispensables para una capacidad crítica sin sucumbir al totalitarismo.