La crítica del género puede ser tanto teoría como práctica linguística. Sin embargo, la dimensión del lenguaje de esta crítica va a desarrollarse más por escrito. En efecto, la linearidad irreductible de lo oral se borra en el escrito y ofrece posibilidades de ruptura como de coabitación de formas para las cuales la tipografía como herramienta insidpensable va ofrecer recursos. Propongo en este artículo explorar, en un corpus, las formas gráficas de esta perturbación gramatical con objetivo político en los textos anarquistas como sus dilemas políticos, y en el lenguaje, y más particularmente, en lo que concierne la relación émica/ética.