Más allá de las celebraciones, el pensamiento de Frantz Fanon resta esencial no solamente por lo que nos dice sobre la alienación lingüística o del sujeto en la colonia, y de las mentiras, divisiones y ambivalencias que ésta alimenta, sino también por lo que la colonia anticipa de la post-colonia : las contradicciones de las élites y de las clases políticas en los estados post-coloniales, el impacto durable de la violencia sobre las alianzas sociales, las incertidumbres de sus protagonistas (los inmigrantes, los refugiados). Fanon traza en particular una nueva relación estructural entre Historia, poder y psiquismo, cuya clínica anuncia la trayectoria : curar el sufrimiento psíquico se vuelve posible solamente si se tiene en cuenta la Historia y la necesidad de redención de los vencidos, de los condenados. Dicho de otra manera, la curación debe ser capaz de manejar la dialéctica individual y colectiva entre memoria y olvido y de enfrentar la negación del pasado que cubre muchas veces el encuentro entre nuestras sociedades y los que vienen de otros lugares.