Turquía es una joven república, sin embargo, sus tierras han sido el escenario de importantes movimientos de inmigración y emigración. Después de los años 80, el conflicto sucedido en el este del país ha provocado una migración forzada de la población, desde las tierras golpeadas por la violencia hacia las metrópolis turcas y hacia Europa. Todas las migraciones son riesgosas en términos de salud mental, pero en un contexto de conflicto la migración puede provocar traumatismos graves. Por esta razón hemos estudiado el estado de estrés postraumático en los migrantes. De otra parte, la aculturación es uno de los mayores problemas de los emigrantes, lo que puede ser aun más grave si la migración es externa y forzada; por esta razón hemos examinado el proceso de aculturación (el choque cultural) e intentado comprender si existe una relación significativa entre el estado de estrés postraumático y el proceso de aculturación en los migrantes kurdos. Nos hemos basado sobre estudios de caso, entrevistas clínicas semidirigidas con un fin de investigación y sobre las historias personales de los migrantes con el objetivo de destacar las vivencias pre y post migratorias. Según los resultados, podemos constatar que los migrantes lo han sido de manera repetida y forzada; a la vez dirigiéndose de la región kurda hacia las grandes ciudades turcas y a la vez, como último recurso, yéndose al extranjero. El trauma es histórico y acumulativo para los migrantes y la migración forzada representa una capa de sufrimiento suplementaria que se agrega a todo el sufrimiento precedente. Además, los traumatismos vividos se han convertido en un punto de unión entre los kurdos en exilio, lo que hace pensar que el trauma hace parte de sus identidades en el contexto migratorio.